Aunque no todas. Al hilo de las declaraciones de la semana pasada, que apuntaban en esta dirección, el jueves 12 de junio el CEO de Tesla Motors, Elon Musk, anunció que algunas de las patentes de la compañía se harán públicas para ayudar a las marcas a impulsar la fabricación e implantación de los vehículos eléctricos.
De acuerdo a lo publicado en su blog oficial, Tesla no iniciará acciones legales contra nadie que, de buena fe, utilice sus tecnologías.
Esta jugada no está exenta de cierta ironía, ya que según el propio Musk, cuando Tesla Motors inició su andadura, había una gran preocupación de que las grandes compañías copiasen su tecnología y utilizasen su enormes recursos de fabricación, ventas y marketing para aplastarlos. La realidad actual es bien diferente: la inmensa mayoría de fabricantes apenas tienen una presencia testimonial en el sector del vehículo eléctrico, los que la tienen. Del total de todos los vehículos vendidos (en EE.UU.), apenas el 1% son eléctricos, independientemente de la marca. Y estamos hablando del país del automóvil por excelencia.
Asimismo, reconocen, con un mercado global cuya producción se acerca a los 100 millones de unidades anuales, y un parque móvil de aproximadamente dos mil millones, para Tesla la verdadera competencia no son otros fabricantes de vehículos eléctricos, sino la mastodóntica producción de coches gasolina y diésel. Favoreciendo que otros apuesten por el coche eléctrico pretenden igualar un poco esta desigual lucha.
Además, si somos capaces de pensar un poco más allá, es una jugada bastante inteligente por parte de los norteamericanos. Si sus tecnologías son ampliamente adoptadas por otros fabricantes, pueden acabar convertidas en un estándar de facto. Y no hay que olvidar que Tesla no sólo fabrica coches, sino que posee una creciente red de estaciones de recarga para vehículos eléctricos, además de haber invertido 5.000 millones de dólares en la construcción de una fábrica que sería capaz de producir hasta 500.000 baterías anuales en el 2020.
La estrategia, al menos a medio plazo, parece evidente: dejar que otros fabriquen coches libremente con parte de su tecnología, pero mantener otra y venderla como propia (baterías, acceso a estaciones de recarga). Por una lado, favorecerá el mercado del coche eléctrico y por otro a la propia Tesla, que puede convertirse en uno de los mayores proveedores del mercado eléctrico.
Imágenes de Tesla Motors, utilizadas de acuerdo a sus términos de uso.
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