Tras varios años con un buen funcionamiento del modelo compartido por Toyota (Aygo), Peugeot (106) y Citroën, tocaba ya un cambio generacional y sin duda estos nuevos aires en el modelo no dejarán indiferente a nadie.
Esta claro que la moda retro en los más pequeños de las casas automovilísticas, tras los éxitos de modelos como el BMW Mini y Fiat 500, han encontrado en la personalización y las formas redondeadas propias de los años 60 (a excepción de Renault y su nuevo Twingo, más ochentero) un gran filón a explotar.
¿Pero hacia dónde soplan los nuevos aires de la marca de los dos chevrones? Ya hemos visto un anticipo en la nueva C4 Picasso con doble óptica, donde parece que se han esforzado en hacer que el vehículo no parezca una furgoneta y pasa desapercibido. Pero parece que los diseñadores no entendieron el concepto y se han ido hacia unas formas más sosas e impersonales que casi se puede decir que es un coche de camuflaje. ¡Ideal para los espías del Mi6! Si en vez de un Aston Martin, James Bond llevara una de estas podría entrar hasta en Corea del Norte sin que le pararan en la frontera. Indiferencia en estado puro.
Así pues, seguramente después de una ligera reprimenda los diseñadores optaron por mezclar esas ópticas rasgadas de la C4 con unos faros grandes muy a la moda de los utilitarios de éxito y... ¡Oh espera!
Sí señores, tenemos un Nissan Juke. Sin dudas de cara entre susto y pez del pacífico que odias o amas (como la zaga del Megane II) no le será indiferente a nadie.
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