lunes, 9 de junio de 2014

Canadá devuelve la emoción al juego



Aunque parecía otra carrera en la que Mercedes seguiría con su hegemonía implacable, algo pasó en la pequeña isla artificial que hizo que todo se pusiera al revés. El sábado ofrecía nuevos datos sobre la lucha de los pilotos de la escudería de las flechas plateadas. Esta vez Nico había batido a Lewis en el circuito estrella de este último, así que se esperaba una dura guerra entre ellos, así como una bonita y larga carrera… para el resto.

Pero había llegado el conejo loco de Alicia en el País de las Maravillas y lo que parecía grande, se volvió pequeño, y estos últimos brillaron. Ya que cuando el semáforo se puso verde empezó el verdadero juego, la verdadera pasión de la Fórmula 1, que tras pocos segundos dejó a los dos Marussia fuera de juego, ¿ésto es Mónaco o es el pistoletazo de salida para una carrera llena de sorpresas? Pues obviamente, fue lo segundo. Vettel se había colado entre los dos Mercedes y a causa del accidente de los Marussia un Safety Car permitió a los pilotos hacer un ahorro extra de gasolina tan necesaria en este circuito.

Hamilton no tardó en deshacerse de Vettel tras el relanzamiento de la carrera, y mientras Ricciardo paraba muy pronto para ganar la posición a Massa, que hizo lo mismo la vuelta siguiente pero perdió su posición. Pero no le ocurrió lo mismo a Alonso, que con la misma estrategia superó a Raikkonen y Vergne tras una pit stop de libro para la escudería Ferrari.

No todos llevaban la misma estrategia. Pilotos arriesgados como Hulkenberg o Pérez optaron por una estrategia diferente, y es que se vio que los neumáticos aguantaban casi 35 vueltas, algo que desconcertó totalmente la clasificación de la carrera. Delante Nico forcejeaba con Hamilton, lo que le hizo saltarse una chicane, que no tuvo consecuencias en forma de sanción; pero si no era presión suficiente, Massa, que volaba en Canadá, apareció por los retrovisores de las flechas, y es que estos ya no eran tan rápidos. La diferencia de 40 segundos de otras carreras ya no existía y la amenaza de no conseguir otro doblete acechaba con los colores de Martini.

Una mala parada en boxes, y problemas con el motor híbrido hizo que los Mercedes apretaran los dientes. No tenían ni frenos ni velocidad, así que se hizo negro el horizonte cuando Hamilton tuvo que dejar su coche en el garaje cuando sus frenos traseros dijeron "basta". Mientras, Massa ya había hecho su parada y las posiciones del gran premio se habían barajado. Rosberg seguía delante pero el trenecito que venía detrás se aproximaba muy muy rápido: Pérez, Ricciardo, Vettel… tenían su propia lucha que poco a poco conseguía nuevos compañeros ya que Massa se acercaba por detrás y ellos se acercaban por delante a Rosberg. Y llegó el momento en el que Redbull demostró por qué fue campeón el año pasado y pasó, pasó de largo a Sergio Pérez y pasó de largo a Rosberg, el joven Ricciardo acariciaba la victoria, mientras su compañero Vettel quería seguirle el ritmo pero no se despegaban de él Pérez ni Massa. Al de Williams-Martini le faltó determinación, y a Pérez perspicacia y en este lío de quién adelanta a quién hubo un peligroso accidente del que por milímetros se salvó Vettel que firmó su tercera posición. Para una carrera tan brillante, hubo un final desteñido, ya que un Safety car en la vuelta final desmejoró mucho la llegada a meta de la primera victoria del australiano. Y así como quien no sabe cómo, Button subió dos posiciones, quedando 4º por delante de Alonso y Hulkenberg justo antes del coche de seguridad.



Así terminó la carrera: un Ricciardo contento por su primera victoria, si se puede ser más feliz que ese hombre en algún momento, Rosberg liderando el Mundial con más distancia frente a Hamilton, Vettel que pareció recobrar su sonrisa… y unos muy decepcionados Ferraris.

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